La música de Arnold Schoenberg aún no se ha digerido, representa al atonalismo, por eso nos suena tan extraño, tan lejano, tan fuera de éste mundo. Seguimos atrapados en la tonalidad. Su Pierrot Lunar está basado en una serie de poemas breves de estructuras numéricas en diversas esferas: sonidos, versos y palabras, todo, todo tiene su lugar.
El videito que posteo es una reinterpretación para cine, si les agrada, la soportan y la quieren ver completa, esperen a que termine y salen las siguientes partes. Qué inicie pues nuestra insersión al atonalismo, quizás comencemos a entender éste tipo de música; aunque... estamos tan condicionado a la monotonalidad, al monoteismo, a la unidimensionalidad...