7.8.11
Cuca-Son del dolor
5.8.11
Bizet-Farandole (L'arlessiene)
3.8.11
José José- El triste
1.8.11
La castañeda-Cenit
30.7.11
Jean Michel Jarre-Rendez vous
28.7.11
Luzbel-Criaturas de la noche
¿Y de qué será ese "humito" que a cada rato se desprende de entre el público?
26.7.11
La Barranca
22.7.11
Sparks - This Town Ain't Big Enough
Heart beat increasing heart beat
Latidos aumentando el ritmo del corazón
As twenty cannibals have hold of you
Como veinte caníbales que te apresan.
They need their protein
Ellos necesitan sus proteínas
just like you do.
igual que tú.
This town ain't big enough for the both of us
Esta ciudad no es suficientemente grande para nosotros dos
And it ain't me who's gonna leave.
Y no soy yo quien la va a dejar.
20.7.11
Oliver Messiaen - Oiseaux Exotiques
18.7.11
Jaguares-déjate ver
16.7.11
Rush-The Trees
14.7.11
Camel- the snow goose
12.7.11
Michael Nyman Band - Chasing Sheep is Best Left to Shepherds
10.7.11
David Bowie-Ziggy Stardust
8.7.11
Psycho le cemu
6.7.11
Noam Chomsky y Michel Foucault
4.7.11
Café Tacuba-La 9
Pd.
Al terminar el video vienen las otras partes del corto.
3.7.11
Distante instante.
Hace poco encontré aquí en internet que en 2003 le habían hecho un disco tributo al "profeta del nopal", y en él participaban tres de las que considero excelentes bandas de rock mexicano: La Barranca, Consumatum Est y Santa Sabina. Bueno, pues el disco es olvidable y a excepción de las versiones de La Barranca ("Perro en el periférico") Santa Sabina ("Distante instante") lo demás, la verdad no le agrega musicalmente nada a la obra de rockero rupestre (Consumatum Est de plano se voló la barda pues su track está en blanco. ¿Les entró lo Cageciano o qué?).
Les pongo el video con la más que aceptable interpretación de Santa Sabina de esa rola que es ¡uf!, es de las más nostálgicas, llena de metáforas y sentimientos, como pocas. Más abajo pongo el poema... Este… por cierto ya tiene rato que vi a mi amigo el "redrogo", estaba trabajando de mesero en la cantina “Zacazonapan”, si lo ven, díganle que por aquí anda este videito, ¿no? …y qué luego le doy sus acetatos y su CD.
Si tuviera un hermano, un amigo,
un sueño en la mano
Moriría ese dolor de buscar el calor
En el cruel laberinto de ese vaso de alcohol
De estas calles sin sol.
Si tuviera ilusiones
Si existieran razones, mentiras, locuras, pasiones
No habría necesidad de pasarme por horas
Bebiendo cantimploras de esta gris soledad
De esta eterna ansiedad.
Si pudiera borrarme esos viejos recuerdos
Que como viles cuervos arrancan ya mis ojos
Dejando mis despojos entre historias hirientes
Igual de indiferentes al amor y a las gentes.
Si te hubieras quedado
Si me hubieras pedido que quemara el sonido
No estaría aquí metido ahogando mis entrañas
Arañando el olvido
Bien confuso y perdido
Cuando tenga la suerte
De encontrarme a la muerte yo le voy a ofrecer
Todo el tiempo vivido y este vaso henchido
Por un distante instante
25.5.11
La cantante (por Rita Guerrero)
(Tomado de La Jornada, 22 de mayo 2011)
La mujer, de unos cuarenta y siete años, vivía sola en una casa grande y antigua. Aparentemente, porque nunca se veía a nadie más en aquella enorme propiedad. De vez en cuando se le atisbaba a través de las cortinas sentada al piano: poseía una voz extraordinaria. Tocaba para acompañar su canto. Cantaba de una manera particular, porque a veces no eran precisamente notas lo que su voz emitía, sino como ruidos, lamentos, no sólo de personas, también de animales. Así pasaba de melodías suaves, con una voz dulce y nítida, canto de sirenas, a ruidos extraños, malignos podría decirse, como si de una tortura tratárase o de una manera brutal y salvaje estuviera siendo poseída. Era una gran cantante, pero en aquel poblado pequeño donde vivía no era muy conocido su trabajo y nadie imaginaba siquiera quién era. Se ausentaba grandes temporadas y su casa quedaba vacía, pero a pesar de ello, por las noches se oían los cantos, los ruidos o lo que fuera aquello que ella emitía. A la gente le aterraba la idea de pasar cerca de aquel inmueble ya que, aunque solitario, en el fondo se sabía perfectamente que algo de esa mujer estaba ahí en su ausencia.
Mientras tanto ella viajaba por el mundo ofreciendo su canto y su arte; la gente conocía esa música a través de discos. Su público era un tanto selecto, porque no a todos gustaba, y de hecho había a quienes les repugnaba. Pero en cualquier país al que viajaba había quienes la adoraban y apreciaban mucho su talento.
En una ocasión visitó mi país, y una amiga y yo asistimos al concierto. Nos dejó impresionadas, yo no podía creer que existiera un ser humano con una voz tan maravillosa. Poseía un registro enorme, que iba de los graves a los agudos con gran habilidad. Cambiaba su timbre de voz en una misma pieza que daba escalofrío; algunas veces parecía tener una voz grave, gruesa, casi como la de un cantante negro, y luego se trasladaba a unos sobreagudos de soprano ligera, pasando por distintos matices en su registro medio y masticando las palabras de una manera particular, exagerando las consonantes. También tocaba el piano espléndidamente. Todo esto acompañado de una fuerte emotividad: cada canción cada compás, cada nota eran intensos, profundos, llenos de pasión. Al final bajamos al camerino, pues queríamos felicitarla y mi amiga, que escribe para varias publicaciones, tenía deseos de entrevistarla, así que fuimos con la esperanza de poder acordar con sus representantes una cita y, de paso, aprovechar para saludar a la gran artista que nos acababa de cautivar.
Después de muchas dificultades logramos estar en una salita afuera de los camerinos, y nuevamente nos volvió a sorprender aquella mujer: su físico, su actitud, toda ella. Es normal que los artistas cambien abajo del escenario y más cuando tienen un manejo intenso de emociones, pero en este caso el contraste era fuerte sobremanera, sentíamos que no cuadraba en nada la persona que habíamos visto en el recital con la que teníamos enfrente, con la de las fotos, de los discos, de los videos. Tenía una cara de bondad, de humildad y era amable. Siempre pensamos que iba a ser una persona dura y que hasta miedo nos provocaría tenerla cerca. Su música oscura, sus letras, la poesía a la que recurría en algunas canciones, su maquillaje, su forma de vestir, todo parecía hasta ese momento haber sido lo opuesto a lo que ahora percibíamos de ella. Me quedé sin habla, simplemente la observaba, veía cómo la gente la felicitaba, como ella agradecía tantos halagos de la forma más sencilla y sincera. No podía dar crédito a lo que veía, no podía creer que estaba a unos metros de ese ser maravilloso, dotado de una voz de otro mundo.
Así transcurrieron algunos minutos y poco a poco el lugar fue quedando vacío, tanto que cuando quise buscar a mi amiga, no la encontré. Cuando regresé a la pequeña salita ya nadie había, mas yo seguía hipnotizada y no supe qué hacer. De pronto me llegó de lejos una luz tenue que salía de uno de los camerinos con la puerta entreabierta. Me acerqué. Fue enorme mi sorpresa al descubrir que era el camerino de la cantante. Sentí mucha curiosidad de seguirla viendo, no sé por qué, pero había algo que me atraía, una fuerza que me obligaba a entrar a ese lugar tan íntimo.
Ahí estaba, frente al espejo No había ninguna luz encendida, sólo tenía dos velas a cada lado. Me acerqué lentamente y muy poco, pues temía que se molestara por irrumpir en su espacio. Cuando pude verla, más cerca, me volvió a sorprender, porque ahora era de nuevo la del escenario, transformada en aquella mujer dura y bella a la vez, con rasgos afilados que casi emanaban luz propia. Estaba concentrada despojándose de algunas de las joyas que llevaba, pero de pronto se percató de mi presencia y se volvió para verme a través del espejo. Yo me asusté mucho, pues no esperaba encontrarme así, con su mirada, frente a frente. Creía que se iba a molestar, pero para mi asombro, sonrió y me dijo:
¿Quiéres pasar?
No supe qué hacer. Me sentí avergonzada de que me descubriera observándola en aquel momento de tanta intimidad después del concierto. Pero era tan importante en ese momento para mí conocerla, estar cerca de ella, saber por lo menos un poquito del secreto de esa voz que me obsesionaba, que entré y me senté. Pese a su amabilidad, yo continuaba en un trance y no podía emitir palabra mientras la veía. Se dio la vuelta y empezó a hablarme:
–Tú cantas, ¿verdad?
No pude decir nada, ya que después de escucharla, yo no podía decirme cantante, me sentía completamente alejada de ello, pero asentí con la cabeza, porque era verdad: yo cantaba, a eso me dedicaba.
“No te sientas mal –me dijo–, no creas que la voz que tengo es algo natural. Ven, acércate, te quiero enseñar algo. Mis cuerdas vocales no son como las de toda la gente.”
Cuando estaba muy cerca de ella para ver lo que quería mostrar, me tomó con una mano de la cintura y con la otra me empezó a acariciar la garganta. No es tan fácil tener una voz así. Me ha costado mucho trabajo y he tenido que hacer mucho, daños, incluso...
En ese momento ya no sabía qué hacer y empecé a sentirme aterrada, pues ella estaba transformada, su rostro tenía un gesto maligno, de ansiedad, de hambre.
Necesito tu voz para seguir conservando esta que tengo.
Yo ya no entendía y lo único que quería era salir de ahí corriendo, pero no me podía mover, estaba paralizada de miedo. Sus ojos tan cerca, clavados en los míos, su rostro feroz y hermoso al mismo tiempo, se acercó lentamente y me besó, con un beso largo, suave y luego intenso.
Yo no me podía mover, pues también encontraba un enorme placer que me recorría todo el cuerpo, flotaba, pero era tan placentero que empezó a ser malo, de repente sentí cómo su lengua empezaba a crecer y a ir más adentro de mi boca, ahogándome y arrancándome algo por dentro. Caí desmayada.
Ya no supe de mí hasta que llegó mi amiga y me despertó.
La cantante desapareció, las luces estaban encendidas y yo yacía junto al tocador con un poco de sangre en la boca. Mi amiga se asustó mucho y me preguntaba qué había ocurrido. Yo no respondí, ni a ella ni a a nadie, porque nunca pude volver a emitir sonido alguno. La cantante me robó la voz: ahora forma parte de esa combinación de registros que ella posee.
A mediados de 2004 Rita Guerrero se integró como colaboradora de la revista Fixiones. La publicación tenía como fin invitar a músicos a participar para que mostraran su vena de escritores. Rita respondió a la convocatoria inmediatamente y envió el cuento corto La cantante, en el que narra cómo le roban la voz a una mujer de 47 años. Resulta curioso que Rita Guerrero hoy cumpliría esa edad. Rescatamos el texto; consideramos que muestra mucho de lo que era/es esta músico, determinante en la historia del rock mexicano, quien falleció el 11 de marzo pasado
16.2.11
Magma
14.2.11
Thinking Plague
12.2.11
Chrome Hoof
10.2.11
8.2.11
Math rock
GIRAFFES? GIRAFFES!
Hella
Don Caballero
Ahleuchatistas
Upslon acrux
We be tyhe echo
6.2.11
Hendrix
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